miércoles, 18 de agosto de 2010

Trastornos de la alimentación (II)

Antes de nada me gustaría darles la bienvenida a este blog después de las vacaciones y a la vez disculparme por no haberme despedido la ultima vez.
Hoy voy a dedicar este post a otro trastorno muy común y preocupante para los padres, se trata de los trastornos de alimentación.
El niño, desde su nacimiento, debe ir incorporando alimentos a un ritmo que siempre nos va a marcar el pediatra y cuyas pautas debemos seguir. Dependiendo de su edad y etapa de desarrollo se irán incorporando sabores y texturas a la dieta de forma que la alimentacion sea equilibrada, es decir, que contenga proteínas, grasas, hidratos de carbono y vitaminas.
En este proceso, que no es nada fácil de superar, por los niños ni por los padres, es donde pueden aparecer alteraciones y donde se pueden prevenir que se produzcan otras de aparición mas tardía.
Los trastornos de alimentacion pueden ser de dos tipos: graves o menores.
Los problemas graves son la obesidad infantil, la bulimia y la anorexia. Estos trastornos pueden poner en peligro la vida del niño o adolescente, por lo que siempre se debe acudir al medico para seguir sus indicaciones y tratamientos.
Los problemas menores son la negación y rechazo de alimentos o el tiempo que se tarda en comer.
La negación y rechazo de alimentos es algo normal a lo largo de la infancia, ya que el niño manifiesta sus preferencias y rechaza algunos sabores conforme los vamos incorporando a su dieta. El problema aparece en aquellos niños que , a pesar de tener edad de comer de todo, se niegan a comer ciertos alimentos.
El problema del tiempo que se tarda en comer, suele deberse a que se enfrenta con alimentos que no le gustan demasiado y prolongando el tiempo suele conseguir librarse de comérselo por la desaparición de los padres.
Para conseguir superar estos trastornos menores, nos tenemos que fijar muy bien en las pautas de alimentacion que estamos siguiendo con el, en las situaciones en las que se dan los rechazos y en las ganancias secundarias que puede estar consiguiendo. Basándonos en esto, debemos reforzar las conductas deseadas y hacer que desaparezcan las posibles recompensas que conseguía con sus rechazos.

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